Origen: un derivado latino que significa "Don de la Tierra."
En algún momento, todos hemos querido retractarnos de lo que acabamos de decir. Las palabras se escapan y, para disgusto de nuestras madres (después de todo, nos enseñaron a pensar antes de hablar), nos quedamos deseando haber seguido sus consejos. Los errores hablados pueden ser, y a menudo son, olvidados. Sin embargo, los errores escritos duran más tiempo.
La palabra escrita lleva un estándar más alto. Desafortunadamente, vivimos en un mundo de velocidad creciente y mayor demanda. Los pulgares se mueven a través de las pantallas, enviando mensajes que se parecen más a frases simplificadas. Si bien esto puede ser aceptable en tweets, textos y chats, pero está mal visto en otros entornos. Considera tus propias suposiciones acerca de una persona que envía un mensaje lleno de abreviaturas, siglas, palabras mal escritas o mal utilizadas, mayúsculas y signos de puntuación que parece que se aplicó con una escopeta en lugar de un teclado. ¿Sería probable que tomes en serio a esa persona?
Todos estos errores, se pueden evitar. Dominar la gramática y la puntuación requiere un estudio dedicado, pero no es necesario ser un experto en gramática para escribir de manera efectiva. Escribir es un arte que lleva toda una vida dominar, pero no es necesario que seas Shakespeare, Hemingway o Yeats. Por lo menos, la aplicación de estas tres reglas te ayudará a evitar situaciones vergonzosas.
La regla de 24 horas establece que ningún mensaje debería salir sin tener primero un período de enfriamiento, preferiblemente al menos 24 horas. En ese momento, las emociones están bajo control y estamos pensando más claramente. Podemos mirar de manera más objetiva lo que estamos tratando de decir. Todos los autores profesionales siguen esta regla. Incluso con los libros, los autores dejarán de lado lo que están escribiendo y volverán a leerlo más tarde, a veces meses o incluso años más tarde. Con ojos nuevos, pueden juzgar mejor lo que han escrito, y lo mismo será cierto para ti.
Como dice el refrán, solo tienes una oportunidad para causar una primera impresión. Un mensaje mal escrito puede hundir tu bote. Ten en cuenta estas tres reglas y evitarás la mayoría, tal vez no todos, pero al menos la mayoría, de los errores que pueden hacerte ver mal.