Algunos niños parecen nacer con más autoestima que otros, pero hay mucho que puedes hacer para promover el bienestar emocional de tus hijos para que sean más resistente emocionalmente cuando se presenten problemas.
Cubrir las necesidades físicas de tus hijos (alimento, vivienda, ropa) es un asunto bastante sencillo. Tratar de satisfacer las necesidades emocionales de tus hijos puede ser más complicado. Aunque hay muchos estilos de crianza, la mayoría de los expertos están de acuerdo en algunas pautas generales para nutrir la salud emocional de un niño y sentar las bases para un adulto emocionalmente saludable en el futuro.
- Ten en cuenta las etapas del desarrollo infantil para no esperar demasiado o muy poco de tu hijo.
- Anima a tu hijo a expresar sus sentimientos; respeta esos sentimientos. Hazle saber que todos experimentan dolor, miedo, enojo y ansiedad. Trata de aprender la fuente de estos sentimientos. Ayuda a tu hijo a expresar el enojo de manera positiva, sin recurrir a la violencia.
- Promueve el respeto mutuo y la confianza. Mantén el nivel de voz bajo, incluso cuando no estés de acuerdo. Mantén abiertos los canales de comunicación.
- Escuche a tu hijo. Usa palabras y ejemplos que tu hijo pueda entender. Fomenta las preguntas, proporciona comodidad y seguridad, se honesto, enfócate en los aspectos positivos y expresa tu disposición a hablar de cualquier tema.
- Mira tus propias formas de solucionar problemas y afrontamiento. ¿Estás dando un buen ejemplo? Busca ayuda si te sientes abrumado por los sentimientos o comportamientos de tu hijo, o si no puedes controlar su propia frustración o enojo.
- Estimula los talentos de tu hijo y acepta sus limitaciones. Establece metas basadas en las habilidades e intereses del niño, no en las expectativas de otra persona. Celebra los logros. No compares las habilidades de tu hijo con las de otros niños; aprecia la singularidad de tu hijo. Pasa tiempo regularmente con tu hijo.
- Fomenta la independencia y la autoestima de tu hijo. Ayude a tu hijo a lidiar con los altibajos de la vida. Muestra confianza en la capacidad de tu hijo para manejar problemas y afrontar nuevas experiencias.
- Disciplina a tu hijo de manera constructiva, justa y consistente. Usa la disciplina como una forma de enseñanza, no como castigo físico. Todos los niños y familias son diferentes; aprende lo que es eficaz para tu hijo. Muestra aprobación por comportamientos positivos. Ayuda a tu hijo a aprender de sus errores.
- Ama incondicionalmente. Enseña el valor de las disculpas, la cooperación, la paciencia, el perdón y la consideración por los demás.