El diálogo que constantemente ocurre en tu mente puede ser tu mejor amigo o el enemigo más destructivo. Todo depende de cuáles son tus hábitos mentales. Algunas personas parecen ser más naturalmente optimistas que otras, mientras que otras pueden inclinarse hacia una visión pesimista del mundo. Pero cuando se trata de la manera en que te hablas a ti mismo, puedes tomar el control de la manera en que percibes el mundo y cómo escoges vivir tu vida. ¿Por qué cambiar?
Si alguna vez has tratado de arreglar la manera en que te hablas a ti mismo, sabes lo difícil que puede ser. Con el tiempo, tus pensamientos persistentes han creado ciertas rutas en tu mente que hacen muy difícil crear algo diferente. Y al igual a alguien que desea comenzar a comer sanamente o a ponerse en forma, tendrás que salirte de tu zona de confort y aguantar ciertos dolores y retos que vienen con todo crecimiento o cambio. Pero el esfuerzo vale la pena cien por ciento.
Cómo comenzar:
Desarrolla la autoconciencia. ¿Qué te estás diciendo a ti mismo cada día? Presta atención a las veces en que te criticas destructivamente y cuando eres positivo contigo mismo. Cada vez que entre en tu mente un pensamiento acerca de ti mismo, piensa “¿le diría esto a mi mejor amigo?” Si no es así, ya sabes lo que tienes que cambiar. De este modo sabrás cuáles son tus debilidades y fortalezas, y exactamente dónde puedes mejorar.
Combate los pensamientos negativos con preguntas. Cuando digas “no puedo” pregúntate “¿por qué no puedo?” Comienza a decir “sí puedo” con mayor frecuencia. Con otros pensamientos negativos, repítete en voz alta “cancelar, cancelar.” Decir esto en voz alta te ayudará a reemplazar las rutas negativas en tu cerebro con rutas positivas.
Crea un mantra de reemplazo. Puedes usar esto para cualquier área de tu vida donde creas que necesitas reafirmaciones positivas. Por ejemplo:
Si dices, “estoy muy estresado y nunca termino nada.” En lugar de eso di: “Sé que con tiempo y esfuerzo puedo lograr lo que necesito.”
Si te dices, “soy una persona negativa y nunca voy a cambiar.” En lugar de eso di: “Soy capaz de cambiar.”
En lugar de decir, “tal y tal es mucho mejor para esto que yo. Me doy por vencida.” Di: “Soy suficiente”.
Mantente presente. Cuando te enfocas demasiado en las cosas que van a ocurrir en el futuro, causas preocupaciones innecesarias. Controla las preocupaciones enfocándote en lo que puedes hacer en el momento presente o en la próxima hora. Tampoco permitas que los fracasos del pasado dicten tus resultados futuros.
Encuentra el método que trabaje mejor para ti, comenzando con los conceptos básicos antedichos. También puedes hacer tu propia investigación para encontrar más métodos que puedan ayudarte. Te sorprenderá ver los cambios que tu mente puede hacer.